Una de cada tres personas con cáncer (33%) utiliza algún tipo de
terapia complementaria a su tratamiento con quimioterapia o
radioterapia. Así lo revela un estudio elaborado por el Instituto
Catalán de Oncología (ICO), a partir de la experiencia con 346 pacientes
en Gerona.
Las más seguidas: fitoterapia (53%), homeopatía (22%), complementos
energéticos (19%), reiki (15%) y flores de Bach (9%). "También recurren a
la reflexología, la medicina china y cuántica", afirma
Jun Llunch, responsable de psicooncología del ICO en Gerona. "Buscan
fortalecer el cuerpo ante los tratamientos oncológicos y paliar al
máximo los efectos secundarios de los mismos (náuseas, vomitos,
cansancio generalizado...". Evidentemente, "empiezan con estas opciones
cuando inician el tratamiento convencional", agrega la experta.
Uno de los resultados más sorprendentes, señala Llunch, "es que el
36% de las personas que utilizaban terapias complementarias no informaba
a su equipo médico". El 64% sí lo comentaba, "pero seguramente con las
enfermeras, ya que el 100% de los médicos de los pacientes que seguían
estas terapias desconocían este hecho".
Tal y como reflejan las encuestadas en sus respuestas, "consideran que puede haber una actitud poco colaborativa
por parte del oncólogo". Y posiblemente no estén muy desencaminadas,
porque "los médicos insisten en que, al no tener conocimiento sobre
estas terapias, recomiendan dejarlas", argumenta la psicóloga.
Posibles contraindicaciones
El problema estriba en que en algunas ocasiones, la terapia escogida
puede estar contraindicada con los tratamientos convencionales. Por
ejemplo, "los antioxidantes (muchos productos naturales lo incorporan)
no se recomiendan cuando el tratamiento incluye antraciclina, que se
utiliza en determinados tumores", indica Jun Llunch. Según los expertos,
asegura, "puede reducir la eficacia del tratamiento".
Dados estos resultados, el equipo de expertos del ICO hace varias propuestas. En primer lugar, sería aconsejable, "hacer una especie de vademecum
que recoja toda la información existente sobre las terapias, sus
contraindicaciones y sus posibles efectos secundarios en pacientes con
cáncer".
Además, "sería necesaria la existencia [en el hospital] de un médico,
a ser posible un oncólogo, que estuviera formado y especializado en
este tipo de terapias, para que pueda asesorar a los pacientes
interesados y también a los médicos que los tratan". De hecho, la
encuesta revela que el 80% de las mujeres que recurría a
las terapias complementarias desearía recibir dicha información dentro
del hospital, también el 76% de quienes sólo seguían el tratamiento
convencional.
En cuanto al perfil, "las personas que más practican terapias
complementarias son mujeres con cáncer de mama y nivel socioeconómico y
educativo medio-alto", concluye la psicóloga del ICO.
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