Decía el otro día el neurocientífico Francisco Mora en ABC Ciencia que somos productos del azar, que la percepción de la divinidad es solo una idea sin contrapartida alguna en la realidad sensorial. En un gran artículo esbozado desde una mente científica y que se postula desde los últimos conocimientos adquiridos por la Biología, no deja de plantearme cuestiones que mi mente y yo debatimos desde hace cierto tiempo.
Estoy de acuerdo en la futilidad y mortalidad de las religiones, no creo en un partenon politeista que exige a sus creyentes que crean en algo de por sí difícil de explicar: normas de régimen alimentario, cultos en horarios varios, transgresión de los derechos humanos, ... No dejan de ser estipulaciones ordenadas por el propio hombre en busca del poder. Porque al fin y al cabo la religión no es mas que otra herramienta de control.
Sin embargo, también soy de la opinión que si una persona asoma su mente al mundo científico es difícil escapar de la sensación que tanta perfección pueda ser producto del azar. Humilde servidor se considera agnóstico de vocación, porque es difícil pensar que en tu vida te pueda tocar el gordo, la primitiva, la quiniela y los ciegos de la ONCE, todos ellos varias veces y que te premien con el bote. Si fuera matemático, podría establecer una cifra posiblemente bastante baja de las posibilidades que hemos tenido como planeta de existir y de las causalidades vs. casualidades de las que somos producto. Empezando por la ubicación estratégica de nuestro planeta en la galaxia y en el universo, el desarrollo de seres pluricelulares, la evolución de los animales (esa máquina perfecta), el propio ser humano y la simbiosis de la naturaleza.
Lo que si es cierto es que si realmente nos tocó la loteria y/o existe Dios somos muy afortunados de poder estar aquí.
Otros científicos también pensaron en una existencia divina:
El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir. Albert Einstein
Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe,
que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque si después no
hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada
eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi
actitud de rechazo.
Blaise Pascal (1623-1662)
Sólo conozco dos tipos de personas razonables: las que
aman a Dios de todo corazón porque le conocen, y las que le buscan de
todo corazón porque no le conocen.
Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés.
«A todo investigador profundo de la naturaleza no puede menos de
sobrecogerle una especie de sentimiento religioso, porque le es
imposible concebir que haya sido él el primero en haber visto las
relaciones delicadísimas que contempla. A través del universo
incomprensible se manifiesta una Inteligencia superior infinita».
Ch. DARWIN:
«Jamás he negado la existencia de Dios. Pienso que la teoría de la
evolución es totalmente compatible con la fe en Dios. El argumento
máximo de la existencia de Dios, me parece, la imposibilidad de
demostrar y comprender que el universo inmenso, sublime sobre toda
medida, y el hombre, hayan sido frutos del azar».
T. A. EDISON: «Mi máximo respeto y mi máxima admiración a todos los ingenieros, especialmente al mayor de todos ellos, que es Dios».
HATHAWAY
(padre del cerebro electrónico): «La moderna física me enseña que la
naturaleza no es capaz de ordenarse a sí misma. El universo supone una
enorme masa de orden. Por eso requiere una Causa Primera, grande, que no
está sometida a la segunda ley de la transformación de la energía y
que, por lo mismo, es sobrenatural».
W. VON BRAUN:
«Por encima de todo está la gloria de Dios, que creó el gran universo,
que el hombre y la ciencia van escudriñando e investigando día tras día
en profunda adoración».
A. M. AMPERE: «¡Cuán grande es Dios, y nuestra ciencia, una pequeñez!».
0 comentarios:
Publicar un comentario