Esta noche siento que tengo que compartir mis sentimientos de desilusión con la mayor parte de personas posible. No es más ciego quién no quiere ver, pero los momentos que estamos viviendo, de intensas protestas y cambios, hacen sentirme esperanzado que esta reflexión haga ver a la gente lo que está sucediendo en algunos recursos profesionales que forman parte de nuestra sociedad. Hago copy & paste de una reflexión realizada a través de otro de los weblogs que coordino. Por favor, es necesario que esto llegue a la mayor cantidad de gente para que algunos de los profesionales que se vean reflejados en estas palabras, lleguen a valorar el CAMBIO. Desde esta madrugada de domingo, buen fin de semana.
No
puedo dejar de sentirme desilusionado ante las situaciones que vivo
laboralmente a mi alrededor con las personas con la que debo trabajar. A
diario observo como las personas que viven en situación de exclusión
multiplican de forma exponencial el riesgo y la vulnerabilidad en la que
viven por salir de los márgenes estipulados por la sociedad. Una
sociedad burócrata que por un lado apologiza la metodología como culmen
de la perfección laboral y que se asienta en el método para no salirse
de los márgenes establecidos, perdiendo la capacidad de mejora.
He
dejado de contar las personas con trastorno mental grave que viven en
la calle y que son descartados una y otra vez por servicios
psiquiátricos por suponer un problema social. Rizando el rizo, descartan
y cuestionan diagnósticos y derivaciones de los propios colegas de la
psiquiatría. Los jueces cuestionan al técnico que deba intervenir con el
caso desde la calle, ya que para eso ya está la familia (¿dónde está?,
¿cómo encontrarlos?. ¿como identificar al sin nombre que vive dentro de
su delirio?) o los servicios de urgencia. Esos servicios médicos, que
servidor ha trabajado en un SAMU, se acuerdan de su coordinador...o de
nosotros cuando deben acudir a valorar situaciones de ese tipo porque
no lo ven de su competencia.
En
la calle, el psiquiatra decide no salir de su despacho; el forense y el
juez quieren que tengas localizado al señor para cuando ellos acudan
esté en la calle de siempre y no en la otra punta de la ciudad. Cuando
llevas al señor en persona al hospital, el médico de turno te suelta que
gente como esa es la que está echando a perder su pensión y que la
solución es mandarlo a su país de origen. No existen recursos
sociosanitarios suficientes y los existentes no son valorados porque el
usuario ya es prejuzgado que no lo va a conseguir.
Es
intentar hablar (luchar) contra un muro y somos pocos -parece ser- los
que sentimos que algo en la sociedad no funciona que precisamos por un
lado de reformas legales; por otro, salirnos del hermetismo, protocolos
varios y TENER GANAS REALES DE TRABAJAR.
Con todo lo anterior mencionado, como no voy a sentirme desilusionado.
Pedro Rodríguez Picazo.
Enfermero Centro de acogida e Inserción de personas sin hogar
Un techo en el aire- Grupo Cooperación de Enfermería de Alicante
Pedro Rodríguez Picazo.
Enfermero Centro de acogida e Inserción de personas sin hogar
Un techo en el aire- Grupo Cooperación de Enfermería de Alicante
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