Y seguimos con el especial de bacteriología de hoy, y es lo que tiene pleno agosto y con el calor que pega, se hace un caldo de cultivo jejeje. Decía Luc Montagnier hace un par de años - recogido por e-Natura- que el ADN de bacterias podía dejar cierta reminiscencia o memoria en el agua y que estos cambios estructurales se pueden medir gracias a las ondas electromagnéticas que producen. El famoso científico -Nobel de Medicina por el descubrimiento del VIH- y su grupo de investigación había hallado ciertos indicios en autistas enfermos de Alzheimer, Parkinson y esclerosis múltiple. Como literalmente en Europa dijeron que el señor ya chocheaba tuvo que migrar a investigar a China, así las gastamos en Europa.
En la línea de Montagnier, nuevos estudios corroboran que además de la capacidad de lesión, las bacterias tendrían poder para hacernos más inteligentes. Lo constataba un estudio publicado en el Congreso de la Sociedad Americana de Microbiología en Mayo de 2014. Según una de las investigadoras Dorothy Matthews "Mycobacterium vaccae es un microorganismo de tierra que es ingerido o respirado de forma natural por las personas cuando pasan tiempo en el campo o en contacto con la naturaleza". Dicha bacteria es capaz de estimular el crecimiento neuronal y de incrementar los niveles de serotonina.
Los resultados además de significativos y sorprendentes -el efecto de la aplicación aumenta el nivel de inteligencia de forma temporal- tienen unas conclusiones un poco curiosas. Los investigadores concluyen que podría ser interesante que los alumnos de las escuelas estudien en espacios donde la bacteria se encuentre presente (en el campo) para disminuir la ansiedad y aumentar la capacidad de aprendizaje.
Espero que las conclusiones no sean leídas por nuestros estimados políticos que vean más fácil esto que mejorar nuestro Sistema escolar
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