Me ha parecido interesante colgar este vídeo, dada la falta de control por parte de la Industria Farmacéutica con respecto a la publicidad que emite para vender sus fármacos a cualquier precio, bien sea a través de los medios de comunicación, o bien a través de los famosos y conocidos "visitadores médicos" (sin menospreciar ni mucho menos el trabajo de estos).
Lo cierto es que cada vez más, los médicos recetan un mayor número de fármacos a los usuarios bien, por solicitud de estos en más de una ocasión, o bien por la presión mediática e influencia que ejerce dicha industria; además de por desconocimiento o falta de reflexión acerca de las consecuencias a las que pueden verse sometidos los pacientes a largo plazo debido a ello. Esto repercute a nivel de la memoria colectiva de los usuarios, que reciben en mi opinión una Educación para la Salud inadecuada en este sentido. Me explico. Soy la primera que admite que los fármacos pueden ser necesarios en más de una ocasión para controlar ciertos síntomas o en casos de emergencia (que podrían incluso salvarnos la vida), de hecho no será la primera vez que a mí igual que a usted nos habrán administrado fármacos que nos han venido de perlas; sin embargo no es recomendable aplicarlos por costumbre o para resolver cualquier alteración para el cual nuestro cuerpo en más de una ocasíon estaría mucho más que preparado para hacer frente. Desde mi punto de vista, lo ideal es combinar lo mejor de la tecnología y los avances de la Medicina oficial, junto con la experiencia resolutiva de las terapias complementarias.
Actualmente, muchos de los pacientes que no reciben información por parte del personal sanitario o ésta es de mala calidad, están aprendiendo que para contribuir a la mejora de su estado de salud es necesario simplemente tomarse una pastilla que lo va a "hacer todo" por él/ella, sin tener en cuenta que tan sólo por observarse un poquito a sí mismos descubrirían que hay ciertos hábitos que sería importante corregir. Prevenir, y modificar los estilos de vida en la medida de lo posible sería con seguridad mucho más beneficioso que tomar un fármaco sin modificar éstos. Por ejemplo, muchos dolores de cabeza se producen por contracturas musculares en hombros y a nivel cervical. Un estudiante o un trabajador que mantenga la misma postura en un lapso de tiempo prolongado sabe de lo que hablo. La tensión y contracción muscular acumulada durante tantas horas en posturas forzadas o incorrectas impide que los vasos que irrigan los músculos se vean nutridos en abundante sangre, con lo cual el flujo sanguíneo que llega al cerebro y sale de él se ve dificultado y bloqueado. Al no estar adecuadamente irrigado de nutrientes y oxígeno que aporta la sangre, se produce la cefalea o dolor de cabeza. Si esa persona comenzara a modificar esos estilos de vida, evitando la tensión constante, y evitando esas posturas el riego sanguíneo fluiría fácilmente, y poco a poco el cerebro se iría nutriendo lentamente pero de forma efectiva. Se habría tratado la causa. Tomando un fármaco, lo más probable es que rápidamente ceda el dolor (si cede), pero una vez transcurrido el efecto farmacológico el dolor aparecerá nuevamente. Se habrá incidido sobre el síntoma y no sobre la causa.
Aunque es cierto que cada vez más, una parte del personal sanitario tal que médicos y enfermeros toma conciencia de ello e intenta hacérselo entender a los usuarios en las consultas (Centros de Atención Primaria, Centros de Especialidades, consultas de Acupuntura... etc.) hospitales y demás; parece ser que no es suficiente y la sombra de la Industria Farmacéutica poco a poco se va cerniendo sobre los colectivos poseedores de una cultura media - baja. Ésta se enriquece además, a costa de las alteraciones de salud y la labilidad emocional a la que se ven sometidos los usuarios. Sería más dificil y menos enriquecedor para las Compañías Farmacéuticas educar y cambiar la forma de pensar de todo un mundo, que continuar facilmente inculcando el hábito de resolverlo todo con fármacos que lo hacen todo por nosotros.
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