
A día de hoy es bien sabido que un té o una infusión después de comer, o un vaso de leche caliente por la noche antes de acostarse a dormir resulta beneficioso para hacer la digestión. Nuestras madres y abuelas en su afán por cuidar de nosotros nos lo habrán recordado en más de una ocasión desde la infancia.
Lo cierto es que hay algo de verdad en esta afirmación, no precisamente por las propiedades nutricionales y los efectos que genera en nuestro cuerpo cualquier bebida que tomemos, sino más bien por la temperatura a la que se encuentre la bebida. Independientemente de eso, el simple hecho de tomar bebidas calientes o frías durante las comidas y después, es de vital importancia. Sólo hay que observar y reflexionar un poco.
Sabemos que los tres estados en los que se puede hallar la materia son sólido, líquido y gas. Si tomamos como referencia el agua, obtendríamos respectivamente hielo, agua y vapor . La temperatura cumple un papel relevante en este sentido, ya que permite el paso de un estado a otro. Las temperaturas altas y el calor favorecerán el paso de sólido a gas, y las bajas temperaturas y el frío el de gas a sólido; pasando siempre en ambos casos claro está, por el estado líquido. Cuando el agua se halla en estado líquido estando fría, sus moléculas unidas por fuertes enlaces de hidrógeno se hallan más comprimidas. A diferencia de ello, en el caso del agua tibia o caliente, las moléculas que la forman se hallan más dispersas dado que los enlaces se vuelven más débiles con el aumento de temperatura y son más susceptibles de romperse para formar vapor si se llega al punto de ebullición.
Si aplicamos esta reflexión al tema con el que iniciábamos este artículo, comprenderíamos que beber agua caliente o tibia antes, durante y tras las comidas sería beneficioso para favorecer la digestión. Me explico. Al comer, nuestro organismo segrega desde la boca y a lo largo del tracto digestivo sustancias denominadas enzimas, encargadas de romper los enlaces que unen las moléculas que forman la comida. La digestión se inicia en la boca, porque ya la misma saliva contiene una enzima (ptialina) preparada para romper los enlaces de moléculas que forman los almidones o azúcares. Se forma una mezcla denominada comúnmente como bolo alimenticio. Al llegar al estómago (la papilla que se forma recibe el nombre de quimo), la enzima amilasa (segregada en estómago y páncreas) actúa específicamente sobre los almidones. La pepsina, segregada también en el estómago se encargará de descomponer los alimentos proteicos. Las lipasas segregadas en estómago e intestino delgado se encargarán de romper los enlaces que forman las moléculas de alimentos grasos. Podría nombrarse gran cantidad de sustancias que intervienen en la digestión pero nos extenderíamos demasiado y nos desviaríamos del objetivo que el presente artículo pretende, que es hacer comprender al lector la importancia que tiene tomar bebidas tibias -calientes en las comidas.
Ahora bien, las enzimas hallarán menos dificultades para romper los enlaces que unen las moléculas componentes del alimento, si este ha sido bien masticado y si se ha ingerido agua tibia o caliente; ya que las moléculas dispersas de agua caliente se mezclan con las moléculas de nutrientes que forman el quimo. La elevada temperatura del agua será transmitida a los enlaces que unen las moléculas de los nutrientes debilitándolos. De este modo, las enzimas podrán romperlos más fácilmente. Se precisará que el estómago, páncreas e intestino delgado trabajen menos y segreguen una menor cantidad de enzimas (en el caso de beber agua muy fría y tomar una comida copiosa se precisaría un mayor número de enzimas). Bebiendo agua tibia (o caliente, más efectiva, pero menos aceptada) lograríamos tener así una digestión más ligera, rápida y menos pesada. Está claro que esto siempre será más fácil de llevar a cabo en épocas de frío.
Cabe matizar, que independientemente de esto se puede potenciar las propiedades de las elevadas temperaturas del agua para favorecer la digestión, aprovechando las propiedaes nutricionales de la bebida. Así, el té rojo o Pu – erh (variedad del té negro) favorece la digestión, las bebidas con gaseosa suele disminuir los vómitos y náuseas, algunos preparados a base de hierbas (manzanilla, poleo – menta, eucalipto, melissa, tila...etc) producen efectos beneficiosos adicionales ya conocidos. En Inglaterra la cerveza tibia es un referente desde prácticamente la Edad Media, pero admito que no todo el mundo está dispuesto a ingerir cerveza tibia. A gusto del consumidor... No obstante, el agua es más natural. En todo caso, lo ideal sería tomarla sola, o emplearla como sustrato para diluir y preparar tés e infusiones. Se puede ingerir pequeños sorbos a lo largo de la comida; o bien una alternativa sería beber agua a temperatura ambiente, y al finalizar la comida, tomar un vaso de agua caliente.
Debo comentar además, que siguiendo las anteriores recomendaciones y masticando bien los alimentos, en un ambiente tranquilo (no olvidemos que determinadas emociones provocan que la boca del estómago se cierre y no nos apetezca comer nada, o nos siente mal) se puede prevenir muchas alteraciones digestivas, especialmente a nivel esofágico ya que el calor provoca dilatación de los vasos sanguíneos que irrigan la zona y se crea una mayor afluencia de sangre para favorecer las contracciones peristálticas; y para que los nutrientes empiecen a ser absorbidos a partir del paso del quimo por el estómago. Por otra parte, al masticar adecuadamente, el esófago se distiende menos porque los nutrientes pueden descender fácilmente, siendo las contracciones peristálticas más uniformes. Si no se hubiera masticado lo suficiente, se produciría una distensión esofágica, que provocaría nuevos estímulos nerviosos aferentes hacia el cerebro para que mande la orden de contraer mediante estímulos eferentes al esófago para que la comida descienda al estómago. Si se hace correctamente, se puede evitar, prevenir o incluso mejorar sintomatología (disfagia y ardores) y alteraciones esofágicas de las que hablaba como puede ser estenosis, espasmos, acalasia, reflujo gastroesofágico, hernia de hiato, divertículos esofágicos, esófago de Barret o laceraciones (Majory – Weiss)...etc.
Por último, resulta relevante destacar que conviene evitar acostarse inmediatamente después de cada comida, y procurar deambular en la medida de lo posible para favorecer los movimientos peristálticos que posibilitan la digestión. En conclusión, tomar bebidas calientes, especialmente agua resulta beneficioso para realizar la digestión.
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