Debo confesarme persona afín a los perfumes; oler bien es como sentirse limpio, higiénico, cómodo con uno mismo, como si llevaras siempre el pijama de estar por casa. Los perfumes nos ayudan a sustentar nuestra personalidad, pueden prevenir o incluso tratar enfermedades a través de la propia aromaterapia, entrada que desarrollaré más adelante por la importancia que tiene en mejorar nuestra persona.
El problema sobreviene cuando no usamos esencias naturales, en la elaboración inapropiada y nociva de la industria cosmética que atenta a la salud humana con algunos de sus productos.
Entre 2003 y 2004 Greenpeace encargó el análisis cuantitativo de ftalatos, almizcles policíclicos y nitroalmizcles, en una selección aleatoria de 36 marcas de aguas de colonia y perfumes. El laboratorio independiente holandés TNO Environment, Energy and Process Innovation (TNO-MEP) realizó el estudio (Peters, 2005).
Productos de marcas como Bulgari, Hugo Boss, Jean Paul GAltier confirmaba -según dicho estudio- la presencia de potenciales sustancias químicas peligrosas en aguas de colonia y perfumes (ftalatos, nitroalmizcles,...) Los almizcles sintéticos se pueden acumular en los tejidos de seres vivos. De hecho, los almizcles utilizados en perfumes se han encontrado como contaminantes en sangre y leche materna (Rimkus and Wolf 1996, Peters 2004). Cada vez hay más evidencias de que algunos nitroalmizcles y almizcles policíclicos, incluyendo los que se utilizan en perfumes, son capaces (tanto los compuestos como sus metabolitos) de interferir en el sistema hormonal de peces (Schreurs et al. 2004), anfibios (Dietrich and Hitzfeld 2004) y mamíferos (Bitsch et al. 2002, Schreurs et al. 2002), y pueden incrementar los efectos de otras sustancias químicas tóxicas (Smital et al. 2004). Ver informe de Green Peace
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