Principios de radioestesia, como funcionaría la habilidad de l@s Zahoríes

Leave a Comment
Reproduzco un texto encontrado por la red sobre la experiencia de una persona con un zahorí y los planteamientos que le surgen y explica sobre la habilidad de estas personas en la detección de agua.

En resumen coincido de alguna manera que las habilidades tanto de los zahoríes como de las personas que utilizan otras herramientas de radioestesia como el péndulo se debe al principio conocido como Efecto Ideomotor este es un fenómeno psicológico en el que un sujeto realiza movimientos inconscientemente, de manera automática, desencadenada por un estímulo particular en la zona respectiva, que debe sobrepasar cierto umbral, de lo que se deduce que no depende de la especificación de un objeto para producirse. Básicamente sería la conexión con nuestro inconsciente para resolver ciertos planteamientos que conscientemente no somos capaces deresponder.

Sín más os dejo con el texto mencionado: 


Corría el año 2003, y yo me acababa de comprar mi parcela urbanizable. Obviamente, mi intención era la de construir una casa en la que vivir, después de que Isabel y yo nos casáramos.
Dado que deseaba tener huerta, muchas plantas y piscina-embalse de agua, necesitaba de una fuente de agua que no fuera la red de suministro habitual, porque si no, me iba a salir carísima. Aquí, en el sur de España, el agua no abunda, y las sequías son relativamente frecuentes (este año es una excepción gordísima, más que Andalucía, esto parece Galicia: lleva DOS meses sin parar de llover).
Vamos, que necesitaba mucha agua, y agua propia, si no quería que mi conciencia ecologista sufriera de hipocresía perenne, que el ayuntamiento me crujiera a multas por gasto elevado de agua y/o estar expuesto a los cortes de suministro cada vez que hubiera sequía.
Lo cierto es que la piscina que me iba a hacer (y que me hice) me sirve a la vez de embalse de agua, pero necesitaba más si quería poder regar y bañarme a la vez.
Mis padres (que me ayudaron muchísimo durante el tiempo que duró la construcción de mi casa) y yo decidimos probar a ver si había agua subterránea, y llamamos a una empresa especializada en abrir pozos.
El día acordado, nos presentamos mis padres y yo para encontrarnos con el prospector (un hombre de mi edad, muy sonriente y muy simpático) en la parcela.
-Buenos días.
-Buenos días. Soy Pedro X (el apellido no lo doy porque no tengo su permiso para darlo), el geólogo.
[Apretón de manos.]
Y, de repente, se oyó una voz un poco cascada detrás del prospector:
-BuEEenOOooh díaAAaah.
No lo habíamos visto porque era… diminuto, vaya. Detrás del coche del geólogo, apareció un hombre más viejo que la momia de Amenofis IV, arrugado como una pasa, con la piel morena de haber pasado toda una vida trabajando al sol, con su sombrero ancho de paja, gafas de culo de botella, y una pajita de trigo en la boca.
De la impresión, lo primero que pensé es “¡anda, coño, un gnomo!”.
El geólogo, conteniéndose la risa, nos lo presentó:
-Este señor es Antonio… em… el zahorí de aquí, de La Carlota. Le he traído para que nos averigüe si hay agua en sus tierras.
Y le di la mano.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...