En la época estacional actual, entre los cambios de temperatura del aire acondicionado y con las lluvias que estamos teniendo en algunos lugares de España es más fácil coger un resfriado. El Propóleo es un producto -resultado del procesamiento de las abejas- que se puede utilizar en el consumo humano como medio para combatir numerosas enfermedades.
En el siglo XX, la utilización de propóleos fue masiva en dos importantes contiendas bélicas. En la Guerra de los Boers (1899-1902), en África del Sur, y en la Revolución Rusa. En ambos casos, se aplicaba un ungüento a base de propóleos y vaselina sobre las heridas no sólo con un fin antiséptico, sino también cicatrizante y regeneradora de los tejidos (1).
Esencialmente el propóleo se compone de sustancias como los flavonoides, resinas y bálsamos (un 50%), cera de abeja (un 30%), aceites esenciales (un 10%), polen y diversos materiales minerales: aluminio, plata, bario, boro, cromo, cobalto, estaño, hierro... También contiene provitamina A y vitaminas del grupo B, especialmente B3.
Los flavonoides que compone el propóleo poseen propiedades muy apreciadas en medicina, como antimicrobianos, anticancerígenos, disminución del riesgo de enfermedades cardíacas, entre otros efectos.
Esta sustancia está especialmente indicada para el tratamiento de:
- Los estados gripales.
Prevención de las caries.
Regularizar tu tensión arterial.
Parasitosis
Tratamiento de quemaduras y heridas en la piel.
Mejora de tu sistema circulatorio

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